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Lugar de la Memoria

Publicado: 2011-10-19

Un museo para las víctimas, no importa cuáles

LoJusto dedicó un espacio al reconocimiento de la importancia y respeto del proyecto de memoria y reconciliación. La memoria es, muchas de las veces, un áspero problema del presente, del sentido y del significado que queremos construir sobre nuestra historia y tener un Lugar de la Memoria en el Perú, como espacio oficial propuesto desde el gobierno, es, por lo tanto, un acto simbólico que debe ser tomado seriamente.

¿Quiénes deben de participar en la comisión del Lugar de la Memoria? ¿Cuál es el contenido? ¿Qué se va a recordar?; ¿Cómo se va a recordar? ¿Por qué la sede es en Lima? Son algunas preguntas que el reportaje emitido intentará responder. Así pues, representantes como Fernando Carvallo, director ejecutivo del Lugar de la Memoria habla de la visión del proyecto “concebir un espacio adaptado a mostrar imágenes y objetos relativos a la violencia, al sufrimiento relacionado a esa violencia y a la negligencia de la sociedad de instituciones públicas. El objetivo es ese, desagraviar a las víctimas ofreciéndoles un espacio en donde la nación reconoce el sufrimiento generado por la violencia y que este espacio sea un instrumento pedagógico para que sepamos a qué conduce el “faltamiento” a los derechos humanos”.

Además de los 110 establecimientos de la memoria a nivel nacional, entonces ¿Cómo lograr que el Lugar de la Memoria sea un nudo convocante de estas otras experiencias? Carvallo, plantea que la construcción en la capital de Lima viene a “complementar y a permitir que haya una red verdaderamente nacional que integre todos estos museos. Y que permita, además, exposiciones provisionales que vengan de los museos de las instituciones memoriales del interior y también del extranjero”. Por su parte, Padro Pablo Alayza, uno de los directores de Cultura de la Municipalidad de Lima, manifiesta la importancia de que este espacio se dé en la Capital. Menciona la ignorancia en que vivió la sociedad limeña del conflicto armado y que a partir de ciertos fenómenos que afectaron directamente “detonó el interés para darle la importancia del caso”.

En octubre del 2010, tras la renuncia del primer presidente de la Comisión, Mario Vargas Llosa, Fernando De Szyszlo asumió el cargo Con De Szyszlo, el cuatro de noviembre de ese mismo año, se colocó la primera piedra en el que será el recinto del Lugar de la memoria. Sin embargo ¿Cuánto se ha avanzado desde entonces hasta ahora? Fernando Carvallo, testigo en la continuidad del proyecto, explica sobre la fase de edificación del museo “la estructura arquitectónica estaba prevista para ocho meses, desde julio hasta marzo pero por las dificultades hay que prolongar la construcción que son de construcción”. Sin embargo, hace algunos días se dio a conocer la renuncia de De Szyszlo, entonces el cargo de presidencia se queda nuevamente vacío ¿podría formarse una comisión con mayor intervención por parte de las fuerzas armadas? Es importante tener en cuenta que estas han manifestado su inconformidad al propósito, como con la muestra de Yuyanapaq o con el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).

En una entrevista, Salomón Lerner Febres, ex presidente de la CVR y ex vicepresidente de la Comisión del Lugar de la Memoria opina sobre la autonomía del programa, puesto no se debería crear comisiones afines a ningún gobierno. Respecto a las renuncias ejercidas muestra cierta correspondencia, puesto que atribuye la responsabilidad a que la Comisión fue elevada al comisionado Presidencial, “por lo tanto dependen del Presidente en su nombramiento y en el ejercicio de las funciones y que al cambio de presidente, es natural que se presente una renuncia, como también es natural que el gobierno determine si uno permanece o continua”. A partir de la vacancia, Lerner Febres cree que es una oportunidad para incluir “un espacio de escucha las Asociaciones de familiares víctimas y legitimar el hacer. No se puede construir un Lugar de la Memoria que luego va a ser rechazado por aquellos que parecieron o tienen desaparecidos”.

Carvallo, complementa la idea de respetar la autonomía institucional del Lugar de la Memoria en cuanto no puede depender la continuidad del proyecto solo de una persona, “como dijo Mario Vargas Llosa, que este Museo busque ser sin sesgos políticos, sin subordinación de la función pedagógica, de la función ciudadana al servicio de un ideología u otra. Tengo plena confianza que el nuevo gobierno nombrará a una persona indiscutida en la comunidad de Derechos Humanos de Perú (…) creo que hay una continuidad del proyecto más allá de la persona, nadie es irremplazable, lo único irremplazable es la voluntad política de hacer una institución independiente que rinda homenaje a todas las víctimas de la violencia”.

Siguiendo la línea de Lerner Febres, hasta ahora no se nombra a un representante directos de las víctimas de la violencia a pesar de estas también pidan representación y participación en la toma de decisiones. Para ello, conversamos con Maria Eugenia Ulfe, antropóloga de la Universidad Católica y miembro temporal de la Comisión de Alto Nivel nombrada por Salomón Lerner Febres.  Opina que desde han existido reclamos por esta representación activa. Por su parte, Gisella Mignolo Huamani, adjunta de los Derechos Humanos en la Defensoría del Pueblo comenta sobre la participación de las víctimas en el guión museográfico: “se trabajó un guión museográfico base ha sido puesto al conocimiento de las Asociaciones de Víctimas para que todas las víctimas, sus familiares y en general civiles, policías, militares puedan también aportar porque es importante conocer lo que ellos tienen qué decir al respecto, pero evidentemente ya hay una base que ya ha sido reconocida como la primer amuestra de reparación simbólica que es la muestra de Yuyanapaq”.

La Defensoría del Pueblo en calidad de Observadora de la Comisión de Alto Nivel y responsable de la muestra Yuyanapaq que pasaría al Lugar de la Memoria, implica una continuidad del proyecto de la CVR. La importancia de incluir la muestra al espacio de la Memoria “Además de que contiene 179 fotografías, es justamente la muestra que impulsó el apoyo de la Cooperación Alemana. Porque constituye el primer proceso de reparación simbólica, muestra las trágicas secuelas que dejó el periodo e violencia y es parte del legado que dejó la CVR”.

Ahora el proyecto enfrenta un reto aun más importante, el reconocimiento de todas las identidades que coexisten en el Perú. Pedro Pablo Alayza explica que debe ser un lugar de encuentro y de apertura “entender que en el Perú no hay una identidad nacional, sino son muchas identidades las peruanas y diferentes víctimas, entonces debería ser también un espacio para comprender que en el Perú hay múltiples espacios de ser y de existir”.

Finalmente, Salomón Lerner Febres apunta a rescatar que “el lugar de la memoria debe ayudarnos a pensar que el Perú no se acaba en Lima, que tenemos compatriotas de los cuales no nos hemos percatado que existen y que es necesario un reconocimiento de sus derechos como que el Estado llegue a ellos”.

¿Qué va a pasar con el Lugar de la Memoria? La conductora Rocío Silva Santisteban reafirma su postura por una participación plena de las Asociaciones de Víctimas en la Comisión y para ello, el reemplazo de Fernando de Szyszlo pues se necesita una persona que tenga consenso, con cierta trayectoria pública y manejo de los contenidos del Lugar de la Memoria. Esta vez, se trata de una entrevista al mismo De Szyszlo que abarca los puntos referidos. Plantea la necesidad de un archivo público de fácil acceso, de consulta como apoyo para profundizar el estudio del conflicto armado.

¿Qué pasará una vez finalizada la construcción? ¿A quién pertenecerá el Lugar de la Memoria? ¿Al ministerio de Cultura o de Relaciones Exteriores? De Szyszlo responde “no está claro, lógicamente debería ser parte del Ministerio de Cultura y no del Ministerio del Exterior (…) pero sin un presupuesto del Estado el Museo de la Memoria no podrá funcionar, pero que se han hecho promesas”. El tema por el momento es el contenido y el guión museográfico, que según De Szyszlo podrá ser modificado, como es el debate del papel de las Fuerzas Armadas en la violación de Derechos Humanos. Un ejemplo de ello, la violación de más de 1500 mujeres durante el conflicto armado. Sin embargo, él mismo responde “es que no pueden señalar al ejército como un solo responsable, sino que son casos específicos y particulares”. Al lado opuesto de los militares, las Asociaciones de Víctimas también tienen una postura, que sin embargo frente al proceso simbólico han podido dialogar conjuntamente. El lugar de la Memoria permite que haya un reconocimiento del Otro desde los dos extremos, donde ambas partes, Asociaciones de Víctimas de Militares y de terroristas tengan un lugar legitimo, “un lugar para todas las víctimas”, dice De Szyszlo.

Tuvimos en el set a Gisela Ortiz Pereda, hermana de Enrique Ortíz Perede, víctima del caso Cantuta, asesinado por el grupo colina en 1992. Ortiz, miembro de la Asociación de Víctimas opina sobre el proceso y la organización del Lugar de la Memoria más allá de los actos protocolares “en el 2009 hicimos una serie de actividades en torno al caso Putis y hemos participado de manera conjunta con el señor Fernando Carvallo. El año pasado Mario Vargas Llosa convocó  a diversas organizaciones de familiares como a los familiares de los periodistas de Uchuraccay, a representantes de familiares de policías y militares y a los familiares del caso cantuta.  Fuimos a conversar con él con esa transparencia de lo que esperamos del lugar de la memoria, pero más allá de eso no volví a escuchar del interés de recoger el sentir y propuestas de los familiares de las víctimas. No creo que haya habido una conversación personal con representantes del lugar de la memoria”.

Sin embargo, Ortiz reconoce la debilidad de la autocrítica y organización de los familiares de víctimas en cuánto qué es lo que quieren y qué pareceres comparten: “No nos hemos sentado a discutir qué queremos los familiares dentro del lugar de la Memoria, hay propuestas aisladas de diferentes organizaciones, por un lado el mismo CONAVIP, por otro lado los familiares que no conforman al CONAVIP y la cuestión es tener una propuesta conjunta”. Respecto al trabajo en provincia de diversos familiares han logrado llevar a cabo proyectos locales, de memoria, se trata del esfuerzo de perpetuar lo que ha significado el tema de la violencia política y el impacto generado a nivel personal y esa es una experiencia previa para seguir adelante. Sin embargo, requiere de un presupuesto mínimo de mantenimiento, como sucede con ANFASEP, el museo de la memoria de Ayacucho. “Es válido el tema de la iniciativa particular del familiar, pero no puede tener un sentido de sostenibilidad si se mira de manera aislada. Se tienen que incorporar los gobiernos locales y regionales como parte de su obligación del sentido reparador”, opina Gisela Ortiz.

El otro conflicto es el debate del guión museográfico y su presentación a las asociaciones de víctimas. Se dijo que en teoría si fue presentado, sin embargo, Ortiz niega esa posibilidad. “Nosotros los familiares no estamos enterados del contenido del museo. El problema es tan complejo que no entendemos. Quisiéramos que fuera una especie de resumen del esfuerzo que hemos hecho en los últimos 20 años de lucha, pero es impensable que pueda haber un espacio físico que pueda reunir toda esta experiencia y por eso nos llenamos de temor de qué es lo que se va a considerar para el Museo. El tema es cómo visibilizamos a los 15 mil desaparecidos que tenemos.” El otro tema es cómo equilibrar la historia. Existe una historia oficial que muchas veces se intenta imponer, que a pesar del relato oficial de la CVR, aun, por ejemplo, hay algunos sectores de las fuerzas armadas que todavía no reconocen este trabajo de investigación con un afán de desconocer un tema de responsabilidad.

Existe una posición de no mirar hacia el pasado, cuando han salido a la Luz historias de desaparecidos, entonces la pregunta es ¿cómo luchar, cómo convencer que la memoria es importante? “La memoria está vinculada con procesos de aprendizaje para evitar a volver a lo mismo. Para una persona como cualquier político, que haya tenido alguna especie de complicidad o responsabilidad opta por el olvido, nadie quiere recordar. Pero hay que ser capaces de ser respetuoso del derecho que tienen los demás. Por eso, los familiares luchamos no solo por el derecho a la verdad, sino también a la justicia. El respeto a la memoria es parte de una justicia que hasta ahora se nos ha negado y la importancia del espacio de recuerdos permanentes. Nadie está magnificando a nuestros victimas solo respetando su derecho como persona”.

Finalmente, frente al tema del vacío y la búsqueda de un nuevo representante, se discuten las dificultades de encontrar a alguien que no genera polémicas o que lleve a la opinión pública hacia un lado de la historia, que pueda manifestar abiertamente los derechos humanos frente a una sociedad peruana resistente al tema de memoria. Por ello, nuevamente, Silva Santisteban insiste en la propuesta de que la comisión debería ser integrada por una persona cercana o directa a las víctimas. Complementariamente, se trata de trabajar con “un acercamiento de la mirada del otro, siendo diferentes culturalmente es difícil de entendernos, pero existen personas que ayudan a plantear nuestras posiciones para empezar a entendernos como peruanos de recoger serie e voces opiniones de un especio que va a ser de todos.”

Hay que reconocer que estas historias son historias del pasado, pero todavía también del presente. Todavía hay familias que todavía no encuentran a sus víctimas “se pensaba que había 25 mil víctimas y luego calculamos 70 mil y más. Eso podría significar que podrían desaparecer 40 mil peruanos y nosotros ni cuenta”, acota Salomón Lerner Febres. (GD).


Escrito por

Rocío Silva Santisteban

Rocío Silva-Santisteban Manrique (Lima, 1963) Escritora, profesora, activista en derechos humanos y políticamente zurda.


Publicado en

Lo Justo

Un programa conducido por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos